4 Así lo hizo la mujer de Jeroboam: se levantó, se fue a Silo, y entró
en la casa de Ajías. Ajías no podía ver porque sus pupilas se
habían
quedado rígidas a causa de su vejez,
5 pero Yahveh había dicho a Ajías: «Mira, la mujer de Jeroboam viene
a pedirte un oráculo acerca de su hijo que está enfermo. Esto y esto le dirás.
Cuando ella entre, se hará pasar por otra.»
6 En oyendo Ajías el ruido de sus pasos, cuando entraba por la puerta,
dijo: «Entra, mujer de Jeroboam. ¿Por qué quieres pasar por otra? Tengo
un duro mensaje para ti.